lunes, 29 de junio de 2015

La delgada línea que separa la sensualidad y la pornografía

¿Por qué si le digo a un lector de novela policiaca o histórica que a mí ese género no me gusta no pasa nada, pero si se lo digo a un lector de novela pornográfica se me tira al cuello?
Vaya por delante mi respeto a todos los autores y lectores, sean cuales sean sus géneros predilectos. Cada persona es un mundo y busca en la literatura cosas diferentes, pero claro, ¿todos conocen el significado de la palabra literatura? Pues venga, empecemos de cero y tiremos de los que saben.

Según la RAE, literatura es:
(Del lat. litteratūra).
1. f. Arte que emplea como medio de expresión una lengua. (Claro, depende de la lengua de la que estemos hablando, pero si es lengua, de lenguaje, lo entiendo.)
2. f. Conjunto de las producciones literarias de una nación, de una época o de un género. La literatura griega. La literatura del siglo XVI. (Ojo, al hablar de “griego”, “francés”, etc, siempre se refiere a literatura, tratemos de no perder el hilo.)
3. f. Conjunto de obras que versan sobre un arte o una ciencia. Literatura médica. Literatura jurídica. (Literatura médica, no es jugar a los médicos, seguimos.)
Atención a estos tres puntos restantes:
4. f. Conjunto de conocimientos sobre literatura. Sabe mucha literatura.
5. f. Tratado en que se exponen estos conocimientos.
6. f. desus. Teoría de las composiciones literarias.

¿Realmente quedan claros para todos? Creo que sí, ¿no? ¿Sabemos qué es un recurso literario? Venga, volvamos a preguntar a los que saben.

Las figuras literarias son formas no convencionales de utilizar las palabras, de manera que, aunque se emplean con sus acepciones habituales, se acompañan de algunas particularidades fónicas, gramaticales o semánticas, que las alejan de ese uso habitual, por lo que terminan por resultar especialmente expresivas. Debido a esto, su uso es característico, aunque en modo alguno exclusivo, de las obras literarias.
De forma coloquial, reciben también los nombres de recursos literarios, estilísticos, retóricos o expresivos y el de figuras retóricas o del discurso, etc.

Ahora, ¿qué dice la RAE de la pornografía?
(De pornógrafo).
1. f. Carácter obsceno de obras literarias o artísticas. (Obsceno «Impúdico, torpe, ofensivo al pudor», es decir, que “si me perdí en la espesura de su monte de Venus hasta hacerla enloquecer” solo insinúo, no soy obscena, pero “si le comí el coño hasta el amanecer”, aunque para algunos suene muy poético, es una burrada que ningún literato aceptará como propia, por no decir que eso no hay cuerpo que lo aguante.)
2. f. Obra literaria o artística de este carácter. (Sí, queda claro.)
3. f. Tratado acerca de la prostitución. (Definición que habla por sí sola.)
¿Y de la erótica?
(Del lat. erotĭcus, y este del gr. ἐρωτικός).
1. adj. Perteneciente o relativo al amor sensual. (Sensual, que no sexual.)
2. adj. Que excita el apetito sexual. (Que excita, no que culmina.)
3. adj. Dicho de una poesía: amatoria (relativa al amor.)
4. adj. Dicho de un poeta: Que cultiva la poesía amatoria.
5. f. Poesía erótica. (Que pretende ponerte como una moto pero nunca va a explicarte de forma explícita cómo.)
6. f. Atracción muy intensa, semejante a la sexual, que se siente hacia el poder, el dinero, la fama, etc. (Semejante, no igual, y además, no solo habla de sexo.)
Y ahora preguntemos a la RAE por lo que nos trae aquí, la novela, que es solo una de las parcelas que encierra la literatura y a la que me estoy refiriendo en todo momento, ya que literaria puede ser hasta la etiqueta del champú.
RAE, usted que todo lo sabe, ¿qué es la novela?
(Del it. novella, noticia, relato novelesco).
1. f. Obra literaria en prosa en la que se narra una acción fingida en todo o en parte, y cuyo fin es causar placer estético a los lectores con la descripción o pintura de sucesos o lances interesantes, de caracteres, de pasiones y de costumbres. (Gracias, querida RAE, lo de “placer estético” no lo he dicho yo.)
2. f. Hechos interesantes de la vida real que parecen ficción.
3. f. Ficción o mentira en cualquier materia.
4. f. Der. Cada una de las leyes nuevas o constituciones imperiales que dieron Teodosio II y sus inmediatos sucesores después de la publicación del Código teodosiano, Justiniano después de sus compilaciones legales, y los demás emperadores bizantinos posteriores al derecho justinianeo.

¿Y todo esto para qué? Pues para que no disfracemos la pornografía tras el nombre de literatura erótica. He leído libros de erótica o de otros géneros pero con escenas de este tipo que me han parecido sublimes. Las escenas, la retórica, los recursos literarios, los diálogos, la ambientación, los personajes… Todo construido con tanto gusto que no he necesitado más para disfrutar. Es muy difícil combinar buenos textos, cuidados y brillantes con la erótica sin resultar pornográfico, pero se puede. Y ahí está la diferencia entre “atar a mi marido, amordazarle, ponerle la correa del perro y hacerle que me siga” y “conseguir que haga mi voluntad a través de mis armas de mujer”.
A ver, que está muy bien que la gente lea lo que quiera, y que esos libros triunfen y los autores se forren a través de los calentones ajenos, pero hay que saber diferenciar y, sobre todo, no disfrazar. No me digas que eres lector porque te has leído las sombras de las narices. Lo que eres es aficionado a la pornografía y el libro completa o encaja en tu colección sobre el género.
He leído erótica y estoy convencida de que lo volveré a hacer, pero jamás me veréis llamar erótica a un texto pornográfico, y mucho menos, asociarlo con la novela. ¿Son obras literarias el Hola, Semana o Lecturas? ¿Es lo mismo la foto de la tía en bolas que llevan los camioneros que La maja desnuda?
Defiendo a los escritores que escriben por derecho, aquellos cuya vida gira en torno a las letras y que no son capaces de hacer otra cosa, esos que, tras años y años en la profesión, han asumido que jamás conseguirán alcanzar la gloria pero no dejan de escribir a diario, obsesionados, abducidos. Los defiendo porque saben que sus historias son viajes, aventuras, saben que sus letras emocionan, sobrecogen y, sobre todo, necesitan escribir como el respirar.
Los que hemos leído a Kafka, García Márquez, Saramago o Nabokov, no podemos por más que pedir a la literatura un nivel semejante, pues después de eso nada nos llena o nos termina de gustar.
Insisto, respeto los gustos de cada cual, pero me niego a pensar que esta generación vaya a ser recordada por la literatura barata de mujeres encorsetadas con fustas en la mano y hombres con la minga más dura que la pata de un perro envenenado. ¿Veis? Todos podemos ser vulgares y no por ello declararnos escritores. Además, que coño, que escritor es el que sabe escribir, no el que entiende un idioma “esté komo esté ejcrito”. Que esa es otra. Claro, como es literatura “para adultos”, la ortografía no importa; tú ponme una portada sugerente, (si en ella se puede ver algún pezoncillo o pelillo púbico, mejor”), describe muchas escenas de sexo explícito que yo, como lectora que lo goza mientras te lee, no me voy a preocupar de si la palabra polla se escribe con “ll” o con “y”. ¡Da igual! Se trata de ponernos como perras leyendo las fantasías o experiencias sexuales de otros. Luego, nos metemos en la cama y miramos a nuestro marido con asquete, pero no pasa nada, mañana le proponemos que nos ate y nos de unos azotes y nos convertiremos en personajes de novela. ¡Nada más literario! ¿Verdad?

Ahora, después de vomitar mi opinión al respecto de ALGUNAS novelas de dudosa reputación, vuelvo a la pregunta con la que he abierto el artículo.
¿Por qué no puedo estar en contra de este género sin que los lectores del mismo se me echen al cuello?
Yo, cuando abro un libro busco aprender, disfrutar con la narración, deleitarme con la forma de escribir del autor, quiero encontrarme con una gran historia bien contada y si además el libro me muestra cosas del mundo, la historia o el ser humano que desconocía, muchísimo mejor. Si quiero evadirme, busco una novela más sencilla, si lo que quiero es algo que sobrepase lo romántico y se meta en lo carnal, me leo una erótica y si lo que me pasa es que estoy más caliente que el palo de un churrero, lo resuelvo en casa con quien lo tengo que resolver o conmigo misma, lo mismo me da, pero no prostituyo de mala manera una profesión tan respetable como cualquier otra. Porque si cuando voy a por el pan el panadero me recibe con la churra en la mano, ese tío es un cerdo que insulta a la profesión, o si cuando voy a la peluquería la peluquera lleva una teta fuera, es otra cerda que no respeta el gremio.
Follar sé, gracias. La anatomía femenina la conozco, la masculina también, disfruto con mis propias fantasías o prácticas sexuales, no con las de otros, y si en algún momento vuelvo a leer erótica, que lo haré, será porque me apetezca y no tendré que dar explicaciones, y si me gusta el libro lo diré y si no me gusta también. Pero jamás asociaré la pornografía con literatura por mucho que otros se empeñen, pues la literatura, señores, se merece todos mis respetos.
De nuevo, quiero dejar claro que no hablo de todas las novelas del género, pero sí de las que últimamente son escritas como churros por personas que solo buscan fines lucrativos, que publican una novela cada tres meses, que no aman la profesión sino que buscan el camino fácil, porque escribir sabemos todos y que, además, son respaldadas por un sequito de seguidores que darían su imperio por convertir esas novelas en realidad pero que no lo lograrán en su vida.

He sabido que en un hilo de facebook, tras una entrevista a una autora de los pies a la cabeza que declaraba que la novela pornográfica pertenecía a otro nivel intelectual, los lectores de la misma se han vuelto locos diciendo que esta autora los estaba llamando tontos. Por ahí sí que no paso. He escuchado la entrevista enterita y no es así. Nadie les ha llamado tontos. Solo se ha descrito el perfil de ese tipo de lectores, el cual no ha inventado la autora, sino que es pura estadística. Ella ha dicho que los consumidores de este tipo de literatura son gente que no busca en las letras nada más allá del puro entretenimiento, sea del tipo que sea. Estoy totalmente de acuerdo con ella. Igual que hay escritores y escritores, hay lectores y lectores. La entrevistada en cuestión fue Mercedes Pinto, y al leer este artículo que le he mostrado previamente, ha accedido a responder un par de preguntas cuyas respuestas considero más que aclaratorias para los participantes del hilo mencionado y todo aquel que aun tenga alguna duda.



Gracias, Mercedes, por no correr un tupido velo y desentenderte de la polémica, creo que es necesario que te manifiestes y que tus creencias e ideales al respecto queden claros.

¿Tienes algo en contra de la literatura romántica, erótica o pornográfica?

En absoluto. Es más, cuando a una novela, independientemente de su género, le falta una historia romántica de fondo con al menos una pizca de sensualidad… no sé, es como que la encuentro irreal; allá donde hay personajes que interactúan, necesariamente hay romances y erotismo, el ser humano es así por naturaleza, lo contrario no es creíble. Con respecto a la pornográfica, tampoco tengo nada en contra, tanto es así que también la considero parte de nuestro instinto más básico, todos somos en mayor o menor medida pornográficos, de la misma manera que no podría estar en contra de defecar, no sé de ninguna persona que no lo haga; eso sí, no encuentro la belleza en describir al detalle este tipo de actos tan elementales. Para mí han de estar justificados y hay que tener la destreza de convertirlos en arte, porque novelar es un arte.

¿Qué les dirías a los que se dieron por aludidos cuando tachaste de más básicos a los lectores de literatura pornográfica, que no erótica?

Que me reitero, los considero más básicos emocionalmente, que no culturalmente. Aquí hubo una grave confusión que me gustaría aclarar con un ejemplo muy sencillo: en mi círculo más cercano hay personas que apenas saben escribir y tienen una sensibilidad más exquisita que otras con estudios superiores. De ninguna manera pienso que un jardinero es más básico que un ingeniero, es absurdo, y aquellos que han leído mis obras lo saben sobradamente. De manera que interpretaron muy mal mi mensaje. Esto me dolió especialmente y me confirmó que sí, hay personas que se esfuerzan poco en comprender independientemente de su nivel académico. Como he dejado claro en el punto anterior, para mí la erótica o la romántica es una literatura distinta a la pornográfica, y sigo pensando que los lectores de este último género son menos exigentes, sensibles e imaginativos, o al menos cuando eligen un texto pornográfico están supeditando su lado más humano por el más animal. Existe el sexo sin afecto alguno por el otro, claro, pero es un mero acto, igual para todas las especies, lo que lo eleva es nuestra forma de vivirlo, sentirlo y explicarlo. Necesitar que alguien te cuente una y otra vez las diferentes maneras de copular con palabras soeces y repetitivas no me parece propio de un lector que busca en la literatura el arte, la emoción y la reflexión. Sí, la búsqueda del sexo por el sexo es mucho más básica que aquella que nos lleva a comprender nuestro mundo a través de la belleza o el amor en cualquiera de sus formas.

Y para dejar claro que no tienes tabúes, cuéntame ¿qué harás esta noche?

Mmm… Pues verás, tengo un caldo carmín esperando hace días a ser descorchado por alguien paciente, porque debe hacerse con mimo, no sea que se agiten los posos y enturbie el cristalino fruto. Desconectaré el ordenador, el móvil, el día a día y todos los sueños y anhelos, hoy quiero volver una vez más al paraíso, ese en el que los besos se hacen sangre y la sangre fuego. Me seduce refugiarme en mi esencia más animal, pero ese tránsito que lleva al núcleo quiero hacerlo despacio, con música, una copa de vino, un camino de mariposas, velas que apagaran los suspiros… y la mejor compañía. Hoy quiero caer en su trampa una vez más y decirle tras el último gemido que no me importaría morir en ese instante.

¿A que os habéis quedado con ganas de saber cómo terminó la noche de Mercedes? Pues bienvenidos a la erótica con clase y talento. Como veréis en la ilustración de este artículo, hasta un pimiento puede ser erótico y sensual, solo hay que trabajárselo un poquito.


Y para finalizar el artículo sin que nadie se lleve a equívocos, quiero decir que todas las opiniones mostradas en el mismo, a excepción de las respuestas que ha dado Mercedes, son mías y solo mías. Vamos, que los que tengáis las piedras en la mano preparadas para el disparo me las lanzáis a mí, pero apuntad bien, soy grande como búfalo pero ágil como una gacela.

jueves, 5 de marzo de 2015

La caja mágica, de Mercedes Pinto Maldonado

     ¡Qué ganas tenía de contar con La caja mágica entre mi colección de libros! Su autora, mi amiga incondicional que en ocasiones creo no merecer, me lo ha regalado y he tardado lo que dura un refresco en leerlo. ¡Es precioso! Se trata de un cuento infantil de lo más bondadoso y entrañable, una historia escrita con la intención de que sean los padres quienes se lo lean a sus hijos. A pesar de ser un cuento, el mensaje que lleva consigo es mucho más; la inocencia y la bondad de algunos niños podría salvar el mundo. Pero lo mejor de todo, lo que más me emociona y enorgullece, es la finalidad del libro.

     "Todos los beneficios de este cuento serán destinados a la Ciudad de los Niños de Granada, un centro educativo de atención a la infancia y la juventud, dependiente de la Fundación Hermanos Obreros de María, inaugurada el 26 de octubre de 1965 con el objetivo de atender a menores en situación de dificultad socio-familiar."



SINOPSIS

     Después de ver en un documental de televisión a un niño soldado de su misma edad, cuya vida carece del amor, la seguridad y las comodidades que a él nunca le faltaron, Víctor decide recaudar dinero para ayudarle, haciendo viajar una caja para donativos por todo el país.
La caja mágica es la prueba de que solo el que cree de veras hace posibles los sueños y puede cambiar el mundo.

SOBRE LA AUTORA



Aquí podrás leer su BIOGRAFÍA

Esta es su página web: SOY MI PALABRA


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O, si como yo, eres seguidora de sus libros y su 

                   encanto, te puedes hacer de su                             

CLUB DE LECTORESen el que 

siempre serás bien recibido.

OPINIÓN PERSONAL SOBRE EL CUENTO

     Se trata de un cuento corto, que se lee en un suspiro y que te deja con una enorme sonrisa en los labios. Antes de meterme en materia tengo que destacar la fabulosa edición del mismo. La maquetación es perfecta y las ilustraciones son deliciosas. Tenemos que agradecer el tema de las imágenes a Olga de Castro, ilustradora del libro que a partir de hoy se ha convertido para mí en un ejemplo a seguir. Felicidades, Olga, el trabajo es excelente.

     La caja mágica nos muestra cómo queriendo y sin ver las barreras, en ocasiones nacidas en nuestra propia imaginación, los sueños se pueden cumplir y cualquier meta es alcanzable. 

     Víctor, el protagonista de la historia, es un niño incapaz de pensar mal de nadie, bondadoso, generoso y feliz. Por ello, cuando conoce a través de la televisión la situación de algunos niños que viven en guerra, se pone manos a la obra para ayudar a uno de ellos que le ha tocado especialmente el corazón. Su confianza en el ser humano y la transparencia de sus sentimientos, hacen que la gente se implique con él como si fuera su propia causa. 

     Narrado de forma limpia y usando un lenguaje más que acertado, Mercedes Pinto consigue de nuevo enamorarnos con una de sus historias, esta vez, en forma de cuento. Aprovecho para pedirle a la autora que no pare de hacernos estos pequeños regalos porque, para sus lectores incondicionales, son auténticas joyas.

     He podido percibir que entre sus páginas, la autora se manifiesta expresando su molestia hacia la televisión y algunos medios de comunicación. Bajo mi opinión, ha estado muy fina. Muchas veces, el contenido de lo que quieren mostrarnos a través de la caja tonta es mero relleno minutero, pues existen temas verdaderamente importantes y de actualidad de los que apenas se tienen noticias, y eso es culpa de ellos.

CONCLUSIÓN FINAL 

     Si todos los papás y mamás tomaran conciencia de lo importante que es la estimulación temprana en sus hijos y leyeran con ellos asiduamente, estoy convencida de que el mundo comenzaría a llenarse de pequeños "Víctor" deseando cambiarlo.

    Además, abogo por introducir a los niños en la lectura a través de historias, no solo fantásticas, de héroes y princesas, sino también narraciones reales, como es el caso, puesto que cuanto más despeguen los pies de la realidad, más les costará asimilar según qué cosas en un futuro. Es por ello, y por lo delicioso de la narrativa de la autora, que no puedo por más que recomendarlo vehementemente.

     Si queréis adquirir un ejemplar de este maravilloso cuento y con ello, contribuir a la causa, os dejo el enlace de la editorial para que no lo dejéis escapar.




sábado, 28 de febrero de 2015

#1 Las cosas por su nombre: Los autores

     Escritores, novelistas, guionistas, cuentistas, relatistas.... Es obvio que todos tienen algo en común: son autores

     Hoy pretendo que la gente se quite ese complejo de llamar a las cosas por su nombre, seguramente, por falsa modestia, o quizá porque realmente creen que hay palabras que no se ajustan a sus conceptos. Todos habremos escuchado alguna vez esa frase de "escribo, sí, pero no soy escritor, esa palabra es muy grande para mí", o aquella de "no, no soy escritor, soy novelista". Escritor es aquel que escribe como nadador es el que nada. Y además, cada uno es autor de sus textos originales, sea cual sea la temática o el grado de seriedad depositado en ellos.



     Existen diferentes criterios que nos permiten encontrar a nuestros autores y varias formas de analizar a cada uno de ellos. Paso a numerar los que considero más importantes:

  1. Si se trata de una editorial que publica obras por encargo, probablemente el autor se encuentre en el mismo equipo profesional de la empresa. Lo llamaremos "autor anónimo" o "equipo editorial", ya que nunca será su nombre el que figure en la tapa del libro. Ejemplo: Enciclopedias, diccionarios...
  2. Otro grupo de autores es el que está representado por los conocidos en el mundo editorial, bien porque hayan ganado premios gracias a la agudeza de sus plumas, o porque destacan como expertos en el campo de la escritura, ganando así la absoluta autoridad en el medio.
  3. Hay otro sector, que desde hace años son los que copan las listas de ventas; los "autores mediáticos". Personajes que protagonizan las páginas centrales de la prensa o que aparecen en programas de televisión de máxima audiencia. Es decir, que tienen una presencia que destaca en los medios de comunicación y cuyo nombre puede ayudar significativamente a vender libros y a dar visibilidad a una editorial.
  4. Por otro lado, existe otro tipo de autores que, a pesar de que su nombre no aparezca en las cubiertas o portadas de los libros, son los responsables de su contenido. A estos autores se les conoce con el nombre de "negros" y representan un porcentaje muy importante de la autoría de publicaciones en este país.  Ejemplo1: Quiero publicar mis memorias, pero no tengo ni idea de escribir. Se lo encargo una editorial o  a un tercero y ellos lo harán en mi nombre. (Cuando hablamos de biografías la cosa cambia.) Ejemplo2: Soy Belén Esteban y, por narices, alguien tiene que escribir el libro por mí.
  5. Hoy en día, es imprescindible hablar de los "autores-editores", los comúnmente llamados autoeditados. Son esos autores Juan Palomo, responsables del continente y el contenido del libro en su totalidad o en colaboración con portadistas, maquetadores... Y, bajo mi punto de vista, son el futuro.
  6. Otro grupo importante es el de "jóvenes autores", ligados muy estrechamente al momento concurso. Estos son los autores noveles. Con este grupo existe gran confusión, pues el autor novel no es aquel poco conocido, ya que existen miles de autores que llevan décadas escribiendo y apenas son populares. El autor novel es el que acaba de empezar.
  7. Y por último, hablemos de un nuevo grupo de autores que, a pesar de no auto-considerarse escritores, cada vez tiene más peso editorial desde muchas miras. Estos son los "bloggers" o "blogueros". Sí, este grupo de personas también son autores. Crean contenido original para sus páginas y poseen la autoría de las reseñas o comentarios que publican en sus sites. Le pese a quién le pese.
  8. Otros autores relacionados con los medios de comunicación (si me meto a analizar este campo no termino en un mes.)
     Dicho esto, creo que queda claro que a un escritor o autor no se le debe medir por el nivel al que se encuentre mediáticamente sino por la validez de su trabajo. Que a nadie le duela en prendas decir "soy escritor" cuando, de la manera que sea, esa persona se dedica a la escritura. 

    Yo soy autora y me incluyo entre los nombrados en los puntos 5 y 7. ¿Y tú?