jueves, 3 de abril de 2014

El misterio de la alcoba efervescente, del Julio G. Castillo

En mi afán por descubrir obras de autores cercanos di con este título tan sugerente que no pude dejar escapar. Sabía que el libro tenía toques humorísticos, pero desconocía que lo iba a pasar tan bien leyéndolo.
Entremos en materia.

PORTADA Y AUTOR


El comisario Aurelio Valdeón, de la policía judicial, y su ayudante, el subinspector Isidoro Recio, se enfrentan a un presunto caso de corrupción financiera. 
Punto de partida, un teléfono móvil que podría revelar las conversaciones comprometedoras de un banquero. 
Pero el caso entra pronto en vía muerta. Los policías tendrán que investigar sobre el terreno, en sentido literal. 
Con las confidencias de la esposa del magnate (hombre de oscuro pasado) y el apoyo del juez estrella López-Martos, avanzan en sus indagaciones hasta descubrir una alcoba oculta, que parece albergar pasiones inconfesables. 
Una narración en clave de humor, con dos personajes principales que reviven parejas tan celebradas como el gordo y el flaco. 

MI OPINIÓN

Todo cuanto puedo decir de este libro se resumiría en una palabra. Sorprendente. Y es que en ningún momento habría imaginado encontrarme con una obra similar. Muchas veces se ha dado el caso de estar frente a una novela que te presentan como "humorística" y descubres que se trata de un conjunto de páginas lleno de situaciones y contextos absurdos. Pero en este caso no hay nada más lejos de la realidad.

Dentro de una trama muy bien estructurada y detrás de un escritor que sabe lo que se hace, hayamos una novela que te mantiene intrigada y hace que te desternilles al mismo tiempo. Una maravilla, de verdad.

Los personajes principales, el comisario Valdeón y el subinspector Recio, no tienen desperdicio; los diálogos entre ellos llegan a ser magistrales. Pienso que a un libro de este género no se le puede pedir más. Bravo. Pero ojo, porque los personajes secundarios tampoco se quedan atrás, el juez López-Martos o la esposa del banquero corrupto, por poner un par de ejemplos, serán bien recibidos por el lector por sus peculiaridades.

Esta novela es un claro ejemplo de que no solo la comedia romántica o lo "chick" tienen cabida en el panorama actual. Todo, absolutamente todo, puede ocupar nuestras estanterías, pero para ocupar la mía solo pido una cosa. Calidad literaria, y Julio G. Castillo la tiene.