jueves, 26 de diciembre de 2013

Un cuento os cuento ... Caperucita Roja, de Charles Perrault




Había una vez una niñita en un pueblo, la más bonita que jamás se hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y su abuela mucho más todavía. Esta buena mujer le había mandado hacer una caperucita roja y le sentaba tanto que todos la llamaban Caperucita Roja.

Un día su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo:
-Anda a ver cómo está tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; llévale una torta y este tarrito de mantequilla.

Caperucita Roja partió en seguida a vera su abuela que vivía en otro pueblo. Al pasar por un bosque,se encontró con el compadre lobo, que tuvo muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió porque unos leñadores andaban por ahí cerca. Él le preguntó a dónde iba. La pobre niña, que no sabía que era peligroso detenerse a hablar con un lobo, le dijo:
- Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.
- ¿Vive muy lejos? , le dijo el lobo.
- ¡Oh, sí!, dijo Caperucita roja, más allá del molino que se ve allá lejos, en la primera casita del pueblo.
-Pues bien, dijo el lobo, yo también quiero ir a verla: yo iré por este camino, y tú por aquél, y veremos quién llega primero.
`


El lobo partió corriendo a toda velocidad por el camino que era más corto y la niña se fue por el más largo entreteniéndose en coger avellanas, correr tras las mariposas y hacer ramos con las florecillas que encontraba. Poco tardó el lobo en llegar a casa de la abuela; golpea: Toc, toc.
- ¿Quién es?
-Es su nieta, Caperucita Roja, dijo el lobo, disfrazando la voz, le traigo una torta y un tarro de mantequilla que mi madre le envía.

La cándida abuela, que estaba en la cama porque no se sentía bien, le grito:
-Tira la aldaba y el cerrojo caerá.
El lobo tiró la aldaba, y la puerta se abrió. Se abalanzó sobre la buena mujer y la devoró en un santiamén, pues hacía más de tres días que no comía. 



En seguida cerro la puerta y fue a acostarse en el lecho de la abuela, esperando a Caperucita Roja quien, un rato después, llegó a golpear la puerta: Toc, toc.
- ¿Quién es?
Caperucita Roja, al oir la ronca voz del lobo, primero se asustó, pero creyendo que su abuela estaba resfriada, contestó:
-Es su nieta, Caperucita Roja, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía. 
El lobo le gritó, suavizando un poco la voz:
-Tira la aldaba y el cerrojo caerá.
Caperucita Roja tiró la aldaba y la puerta se abrió. Viéndola entrar, el lobo le dijo,mientras se escondía en la cama bajo la frazada:
-Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa y ven a acostarte conmigo.

Caperucita Roja se desviste y se mete a la cama y quedó muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. 


Ella le dijo:
-Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!
-Es para abrazarte mejor, hija mía.
-Abuela, ¡qué piernas tan grandes tienes!
-Es para correr mejor, hija mía.
-Abuela, ¡qué orejas tan grandes tienes!
-Es para oír mejor, hija mía.
-Abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!
-Es para ver mejor, hija mía.
-Abuela, ¡qué dientes tan grandes tienes!
- ¡Para comerte mejor!
Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanzó sobre Caperucita Roja y se la comió.

MORALEJA
Aquí vemos que la adolescencia,
en especial las señoritas,
bien hechas, amables y bonitas
no deben a cualquiera oír con complacencia,
y no resulta causa de extrañeza
ver que muchas del lobo son presa.
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña,
silenciosos, sin odio ni amargura,
que en secreto, pacientes, con dulzura
van a la siga de las damiselas
hasta las casas y en las callejuelas;
más, bien sabemos que los zalameros
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.


Después de leer este cuento, descubrimos que dista mucho del que nos contaron y el que le contamos a nuestros pequeños, ¿verdad?. Nosotros hablamos de un leñador que aparece antes de la tragedia y suavizamos la historia, imagino, para hacer el cuento bonito, que es de lo que se trata cuando nos lanzamos a contarlo. Es más, en ediciones posteriores hemos podido leer este cuento con la historia totalmente modificada. Pues se descubre, que para nada era la intención de Charles Perrault escribir un cuento bonito, si no mas bien una advertencia, como versa la moraleja.

¿Qué os parece la versión original? ¿Se la contaríais así a vuestros peques? ¿Qué opináis de la moraleja que Perrault incluye en el cuento?

¡Ahora puedes seguirme en mi 
FACEBOOK y en 
donde te esperan sorpresas, sorteos, juegos, literatura y mucho más!




20 comentarios:

  1. La primera vez que leí el verdadero final de la historia me quedé impactada aunque después pensándolo bien entendía que era lo lógico. Al fin y al cabo en aquella época las historias existían para educar, para avisar y no solo para entretener como suele pasar hoy en día muchas veces.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Lo leí hace tiempo, menuda diferencia! aunque como dice mariuca realmente es lo lógico.
    Un beso!

    ResponderEliminar
  3. Me has dejado de piedra. ¿ por qué se empeñan en endulzar las versiones originales? Me gusta más esta por ser más realista. La moraleja es muy buena y queda muy clarita.
    Gracias, Cita.
    Besotes.

    ResponderEliminar
  4. Lo conocía y que recuerdos me has traído, Cita, porque precisamente hice un trabajo en la Universidad sobre este tema, el cuento original y las versiones posteriores. Me encantó preparar la exposición, había que hacerla delante de todo el mundo, aprendí mucho y dejamos a los compañeros con la boca abierta ya que hay poca gente que sepa cómo es la historia verdadera. Lo que recuerdo es que como tú dices el cuento acaba mal pero porque el autor precisamente quería que sirviera de lección a los niños y que vieran lo que podía pasarles por fiarse de extraños. Incluso recuerdo que existía alguna interpretación erótica jaja.
    Besos!

    ResponderEliminar
  5. Recuerdo que cuando leí la versión original del libro me impresioné muchísimo, me sentí un poco asustada, la verdad y me costó apreciarlo hasta que fui lo bastante mayor para comprender su enseñanza.

    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Yo siempre he preferido los finales trágicos a los finales felices y de comer perdices. No recuerdo cómo me lo contaron pero esta versión me sonaba así que en algún sitio la habré leído u oído. También me suena lo del cazador, que según la versión que conozco lo que hace es abrir al lobo y sacar a la abuelita de su barriga. Esto de los cuentos es interesante, me tengo que proponer leerlos porque más de uno me sorprenderá...
    Un beso!

    ResponderEliminar
  7. Totalmente. Una de las grandes sorpresas con las que te topas cuando te vas a los cuentos clásicos, a las versiones originales, es que son historias a veces incluso crudas y algo violentas. Precisamente por ese matiz de advertencia en la moraleja. Creo que sí que se han ido "rebajando" con el tiempo. Si es o no buena idea, no lo sé. Desde luego, lobos aún quedan muchísimos! ;)

    Besines, Cita!

    ResponderEliminar
  8. La conocía también. Desde luego la moraleja queda mucho más clara con este final. Pero a los pequeños no me atrevería a contarles este final. Quizás a los más creciditos, que ya puedes hablar con ellos y explicarles mejor, pero a los chiquitines...
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  9. La versión original jeje, no sé qué pensarás de la versión de Caperucita que hacen en Once upon a time :) Besos, Cita.

    ResponderEliminar
  10. La primera vez que leí la versión original me sorprendió, pero al parecer es tónica general en los cuentos de hadas acabar mal: al fin y al cabo, intentaban transmitir una moraleja a los niños para que estuvieran atentos a los peligros... Estoy a favor de no endulzarle nada a los niños, pero tampoco le contaría este cuento a uno muy pequeño, que no es cuestión de traumatizarlo. 1beso!

    ResponderEliminar
  11. Muchos de los cuentos que conocemos cambian completamente en su versión original. Yo tengo aún pendientes de descubrir la mayoría y eso que de este autor tengo un volumen recopilatorio en casa
    besos

    ResponderEliminar
  12. No había leído la versión original, aunque la conocía por una amiga. La verdad es que no se la contaría a un niño pequeño.
    Besos:)

    ResponderEliminar
  13. Este cuento me lo contaba mi abuela cuando era pequeña y me encantaba :)

    Besos.

    ResponderEliminar
  14. No había leído el cuento original, yo siempre me he quedado con la aparición del leñador! Es verdad que muchos de los cuentos que nos cuentan hoy en día y tienen final feliz no son iguales que cuando se escribieron.
    Besos!

    ResponderEliminar
  15. Curioso eh? A mi con los cuentos me ocurrió algo muy raro hace unos años. Pedí los de Andersen por Reyes. Me trajeron un libro precioso, ilustrado. Empecé a leerlos y no pude terminarlos. No los recordaba así. Me parecieron muy crueles jejeje. Besos.

    ResponderEliminar
  16. Caperucita Roja es un cuento que siempre me ha encantado pero me quedo con la versión suave, si me llegan a contar la historia de esta forma de pequeña seguro que me quedaba un trauma jaja Ya tuve bastante con Bambi... Un besote :)

    ResponderEliminar
  17. No conocía la versión original pero la moraleja sigue estando muy vigente hoy en día. De lo que siempre me he quejado es de que utilicen al lobo como encarnación del mal. Soy una gran amante de los animales y el lobo siempre ha sido uno de los más maltratados por el ser humano en todos los sentidos.

    ResponderEliminar
  18. Aunque sea un final lógico no me gusta, a un niño se le puede educar sin tragedia de por medio, que le luego se le creen traumas sin darse cuenta.

    ResponderEliminar
  19. Creo que muy pocos conoceremos la versión original como pasa en la mayoría de los cuentos que, realmente, no se escribieron tal y como llegan hasta nosotros hoy día. Besos.

    ResponderEliminar
  20. Recuerdo cuando hice uno de mis miércoles curiosos y puse que la versión original distaba mucho de lo que se nos contaba normalmente.

    Un besiño

    ResponderEliminar

Gracias por tus comentarios y opiniones, para todos tendré respuesta.