
SINOPSIS
Alice Gould es ingresada en un sanatorio mental. En su delirio, cree ser una investigadora privada a cargo de un equipo de detectives dedicados a esclarecer complicados casos. Según una carta de su médico particular, la realidad es otra: su paranoica obsesión es atentar contra la vida de su marido. La extrema inteligencia de esta mujer y su actitud aparentemente normal confundirán a los médicos hasta el punto de no saber a ciencia cierta si Alice ha sido ingresada injustamente o padece realmente un grave y peligroso trastorno psicológico.
COMENTARIO PERSONAL (algo ácido, no sé que me pasa hoy)
Cuando quise enfrentarme a esta lectura, tuve claros los aspectos que dejaría que me influyesen y los que no a la hora de degustar el libro. No permitiría que la crítica, casi toda positiva, me creara espectativas, y tampoco el hecho del que el autor ingresara en un manicomio de forma voluntaria para escribir esta novela influiría en mi opinión sobre lo que me encontrara dentro de esas páginas. Si bien es cierto que fue un acto de valentía sorprendente, no le da más métiro a la hora de traspasarnos la experiencia.
Una compañera de trabajo, estúpida, por cierto, estuvo durante días alucinando con el libro. No es que su criterio me importara mucho, ya que no es lectora habitual y sólo lee según la moda, pero si me sorprendió el hecho de que ese libro cayera en sus manos. Para que me entendáis, la sensación que me daba era la de ver a un elefante haciendo punto.
Me contó que una hermana suya le prestó el libro garantizándole que le iba a encantar y que así estaba siendo.
Claro que yo había oído hablar de la novela y, por supuesto, de su autor. Pero no me llamaba. Algo había ahí que no me cuadraba, era como ¿para que te voy a dar una cita si no me gustas?
El caso es que sucumbí a sus encantos y... bueno, bien.
Es abundante en diálogos, imágentes y descripciones. Es realtivamente fácil situarse en cada uno de los escenarios que menciona y empatizar con Alice, es inevitable. Entre los personajes encuentras a algunos que enternecen, otros asustan, otra parte de ellos dan algo de grima, otros mucha pena...
Hay algo que me molesta enórmemente en las "novelas experimentales" y es el exceso de documentación por parte del autor. Está muy bien que se documenten, de hecho deben hacerlo en cualquiera que sean sus historias, pero que hayan estado durante años documentándose no quiere decir que tengan que contar al lector absolutamente todo lo que han aprendido, porque hay cosas que ni son útiles ni interesantes y además entorpecen mucho la lectura.
A veces (todas) dudo de mis conocimientos para enfrentarme a lecturas de este tipo porque cuando veo que han pasado sobre mí sin pena ni gloria y la gente se lleva las manos a la cabeza como no entendiéndolo, me planteo si es que no consigo el grado de concentración suficiente para leer o que la imaginación es el factor más influyente en la actitud del lector.
Aprovecho para lanzar esta pregunta: ¿cuáles son los componentes necesarios para disfrutar (o entender) cien por cien una novela?
Volviendo al hilo de esta lectura. Cierto es que me parece una novela exquisita, quizá muy desbarajustada (¿existe esa palabra?) y con un ritmo a veces precipitado y otras adormecedor, y cierto también es que se trata de la única novela que yo conozco que, sin existir una segunda parte, culmina pidiéndola a gritos. Cuando cerré el libro que quedé con cara de tonta. ¿Cómo? ¿Y ahora qué? ¿Pero esta mujer está bien o no está bien? ¿Qué me he perdido y, por qué?
Y esa sensación que al principio me resultó angustiante acabó por agradarme cuando comprendí que ése era el objetivo del autor y que supe apreciarlo. "No seré tan mala lectora" -me dije.
Para servirles