Las tarántulas venenosas no siempre devoran a los dioses griegos, de Rachel Antúnez

Esos acurrucados!!

Como todos sabéis, el mes pasado las tarántulas venenosas no siempre devoran a los dioses griegos invadió la blogosfera producto de una lectura conjunta organizada por Tatty , en su blog el universo de los libros, perteneciente a la iniciariva un mes, un libro. En su momento no me apunté a la iniciativa porque estaba recién llegada a la blogosfera y primero quería ver desde fuera cómo se movían estas cosas. Pero después de ver la pedrea de reseñas supe que quería leerlo y comentarlo con todos los lectores.

Pues dicho y hecho; en cuanto he tenido tiempo lo he leído (en una tarde), y aquí traigo mis impresiones sobre la novela.

SINOPSIS

Gea ha decidido que por el momento ya le han tomado el pelo lo suficiente como para no querer saber nada de hombres, después que el cuernífero de su ex novio se fue con aquella cómo-se-llame. Sin poder explicárselo Gea tiene un reencuentro con alguien al que no esperaba ver de nuevo que de pronto revoluciona su tranquila vida. "Las tarántulas venenosas no siempre devoran a los dioses griegos" cuenta la historia de un corazón cerrado a cal y canto, que debe abrirse poco a poco a los sentimientos que experimenta. ¿Podrá Gea enfrentarse al temor que le da exponerse de nuevo a que rompan su corazón?

MI COMENTARIO PERSONAL

Voy a partir de la base de que éste no es mi género y no suelo buscar lecturas de este tipo porque las pocas que he leído no me han aportado nada. Pero en este caso, me propuse enfrentarme a esta lectura sin prejuicios y con ojos nuevos. Y, excepcionalmente, lo conseguí.

Estamos ante la historia de Gea, una joven trabajadora y soltera que no logra olvidar el daño que Hector, una de sus ex parejas, le hizo abandonándola por otra mujer mucho más guapa.

Pasado ya un tiempecito después de este acontecimiento, Gea, se encuentra con Hector a través de una red social y comienzan un tonteo que les llevará, de nuevo, a morirse el uno por los huesos del otro.

Para mí, el quid de esta novela está, no en su argumento sino en la empatía que el lector puede sentir con cualquiera de los personajes, no necesariamente con la protagonista. Porque si no hemos vivido una historia similar, seguro que alguna amiga, o incluso tu hermana se ha visto alguna vez en esta situación y tu papel ha sido el de actor secundario. Pero que a todos nos ha pasado, de una forma u otra, no hay duda.

Me gusta mucho como se ha descrito a Gea, su carácter y su forma de hacerse de rogar. "Estoy loca por sus huesos pero no pienso contestar a su mensaje inmediatamente, él no tiene que notarme desesperada" (no es una frase del libro, es mía). Me encanta como afronta lo que le va viniendo, a veces con coraje y otras a fuerza de películas ñoñas y tarrinas de helado. Y aquí quería llegar. Porque tengo que discrepar sólo en una cosa. La obsesión de la protagonista por contar las calorías y mencionar sus michelines. Es algo que detesto y con esto no trago.

Y el final, aunque no lo desvelaré y me ha parecido muy bonito, es previsible. Por eso insisto en que la clave de la novela no está en el argumento sino en las impresiones que el lector sacará después.

Sobre esta sonriente autora, la cual no puede negar ser canaria pues en su forma de escribir se delata, creo que lo correcto es dejaros el enlace a su blog, pues es muy completo y allí encontraréis desde su biografía hasta sus obras, pasando por sus opiniones y reseñas sobre otros libros, a mi personalmente su blog me encanta. Pinchar AQUÍ

CONCLUSIÓN FINAL

Como he dicho al comienzo de esta entrada, las tarántulas venenosas no siempre devoran a los dioses griegos, es una novela muy fácil de leer, yo lo hice en una tarde y sin esfuerzo alguno. Es entretenida, divertida, dinámica y empática. Al no tratarse de mi género y al tener un argumento tan "de andar por casa" (que no quiere decir casero), no la catalogaría como una lectura indispensable, pero si la recomiendo para amenizar una tarde o dos con su lectura y elegir cual es el personaje que más se parece a ti, pues ninguno te dejara indiferente.

Para servirles.