sábado, 28 de febrero de 2015

#1 Las cosas por su nombre: Los autores

     Escritores, novelistas, guionistas, cuentistas, relatistas.... Es obvio que todos tienen algo en común: son autores

     Hoy pretendo que la gente se quite ese complejo de llamar a las cosas por su nombre, seguramente, por falsa modestia, o quizá porque realmente creen que hay palabras que no se ajustan a sus conceptos. Todos habremos escuchado alguna vez esa frase de "escribo, sí, pero no soy escritor, esa palabra es muy grande para mí", o aquella de "no, no soy escritor, soy novelista". Escritor es aquel que escribe como nadador es el que nada. Y además, cada uno es autor de sus textos originales, sea cual sea la temática o el grado de seriedad depositado en ellos.



     Existen diferentes criterios que nos permiten encontrar a nuestros autores y varias formas de analizar a cada uno de ellos. Paso a numerar los que considero más importantes:

  1. Si se trata de una editorial que publica obras por encargo, probablemente el autor se encuentre en el mismo equipo profesional de la empresa. Lo llamaremos "autor anónimo" o "equipo editorial", ya que nunca será su nombre el que figure en la tapa del libro. Ejemplo: Enciclopedias, diccionarios...
  2. Otro grupo de autores es el que está representado por los conocidos en el mundo editorial, bien porque hayan ganado premios gracias a la agudeza de sus plumas, o porque destacan como expertos en el campo de la escritura, ganando así la absoluta autoridad en el medio.
  3. Hay otro sector, que desde hace años son los que copan las listas de ventas; los "autores mediáticos". Personajes que protagonizan las páginas centrales de la prensa o que aparecen en programas de televisión de máxima audiencia. Es decir, que tienen una presencia que destaca en los medios de comunicación y cuyo nombre puede ayudar significativamente a vender libros y a dar visibilidad a una editorial.
  4. Por otro lado, existe otro tipo de autores que, a pesar de que su nombre no aparezca en las cubiertas o portadas de los libros, son los responsables de su contenido. A estos autores se les conoce con el nombre de "negros" y representan un porcentaje muy importante de la autoría de publicaciones en este país.  Ejemplo1: Quiero publicar mis memorias, pero no tengo ni idea de escribir. Se lo encargo una editorial o  a un tercero y ellos lo harán en mi nombre. (Cuando hablamos de biografías la cosa cambia.) Ejemplo2: Soy Belén Esteban y, por narices, alguien tiene que escribir el libro por mí.
  5. Hoy en día, es imprescindible hablar de los "autores-editores", los comúnmente llamados autoeditados. Son esos autores Juan Palomo, responsables del continente y el contenido del libro en su totalidad o en colaboración con portadistas, maquetadores... Y, bajo mi punto de vista, son el futuro.
  6. Otro grupo importante es el de "jóvenes autores", ligados muy estrechamente al momento concurso. Estos son los autores noveles. Con este grupo existe gran confusión, pues el autor novel no es aquel poco conocido, ya que existen miles de autores que llevan décadas escribiendo y apenas son populares. El autor novel es el que acaba de empezar.
  7. Y por último, hablemos de un nuevo grupo de autores que, a pesar de no auto-considerarse escritores, cada vez tiene más peso editorial desde muchas miras. Estos son los "bloggers" o "blogueros". Sí, este grupo de personas también son autores. Crean contenido original para sus páginas y poseen la autoría de las reseñas o comentarios que publican en sus sites. Le pese a quién le pese.
  8. Otros autores relacionados con los medios de comunicación (si me meto a analizar este campo no termino en un mes.)
     Dicho esto, creo que queda claro que a un escritor o autor no se le debe medir por el nivel al que se encuentre mediáticamente sino por la validez de su trabajo. Que a nadie le duela en prendas decir "soy escritor" cuando, de la manera que sea, esa persona se dedica a la escritura. 

    Yo soy autora y me incluyo entre los nombrados en los puntos 5 y 7. ¿Y tú?


jueves, 26 de febrero de 2015

Orgullo y prejuicio y la violación de los derechos patrimoniales y morales.

     Aprovechando el romanticismo que ofrece el mes de febrero y tras el miedo que me da la novela romántica actual, me lancé a releer uno de esos clásicos que nunca decepcionan; Orgullo y prejuicio.
      
     No voy a reseñar la novela porque no me veo capaz de contar nada que no se haya dicho ya. Hablamos de una novela épica, romántica en cada una de sus líneas, impecable, mágica. Y precisamente por eso escribo este post. ¿Qué narices han hecho con esta novela en la versión digital de amazon?

     Hace muchos años leí esta novela en papel. Un ejemplar de tapa dura que lleva en casa de mi madre desde que me acuerdo que existo, y que ha pasado por tantas manos que tanto las tapas como alguna de sus páginas ya están despegadas. Por esta razón, y porque a mi madre no le gusta que ciertos libros salgan de su casa, decidí descargarme la versión digital más económica que encontré en amazon. No la gratuita, no. La más económica. (La enlazo en su portada, para que la evitéis si queréis adquirir esta novela.)


     Ya sabía a qué me enfrentaba al leer esta novela y estaba deseando volver a navegar entre sus páginas. Hasta que lo empecé. Desde la primera página las faltas ortográficas, ortotipográficas, sintácticas y los graves errores de puntuación me hirieron el alma. Y no exagero. Esto no se puede permitir. ¿Dónde se encuentran los filtros de amazon en estos casos? De la misma manera que retiran un libro cuando el índice no está bien enlazado deberían cuidar estos detalles. Quienquiera que sea la persona que subió la versión digital a la página, merece que lo descalabren con un diccionario. (Y digo esto por no hablar de la demanda que le metería si yo fuera autora o tutora de la obra por violar de esta manera los derechos morales.)

     Además (y ahora me pongo seria) de la violación pública que ha sufrido esta novela con las ediciones digitales, existe un tema que los lectores pasamos por alto (en este caso lo mío ha sido un despiste imperdonable) cuando adquirimos una edición digital de cualquier obra con más de 200 años de antigüedad que es el siguiente. El respeto hacia los derechos patrimoniales y el incumplimiento de la Ley.

     Disculpadme si para explicar esto me pongo muy técnica, pero no encuentro mejor manera de hacerlo. Transcribo de los apuntes que tomé en mi época de estudiante de edición.

     "Los derechos patrimoniales del autor no permanecen eternamente, sino que la Ley estipula su periodo de duración. El plazo general de los derechos de explotación de una obra comienza cuando el trabajo ha sido plasmado en un soporte tangible, continúa durante la vida del autor y, en el caso de la legislación española (no olvidemos que el libro lo adquirí en amazon.es) y con caracter general, durante 70 años después de su fallecimiento. No obstante, en el texto refundido de la LPI 1987, se introdujo una disposición transitoria (concretamente la cuarta), que establecía que los derechos patrimoniales de las obras creadas por autores fallecidos antes del 7 de diciempbre de 1987, tendrán la duración prevista en la Ley del 10 de enero de 1879 sobre la propiedad Intelectual, es decir, 80 años."

     Esta es la norma general. Hay excepciones, pero el caso que nos ocupa se engloba en esta Ley. Pero ahora viene lo gordo. Referente a la copia privada, la Ley dictamina lo siguiente.

     "No necesita autorización del autor la reproducción en cualquier soporte de obras ya divulgadas cuando se lleve a cabo por una persona física para su uso privado, a partir de obras a las que haya accedido legalmente y la copia obtenida no sea objeto de una utilización colectiva ni lucrativa. Por tanto, se puede realizar una copia privada de una obra en cualquier soporte, tanto electrónico como tradicional, siempre que se cumplan las siguientes condiciones:


  1. Obras ya divulgadas.
  2. Realizadas por una persona física.
  3. Para uso privado.
  4. Obras a las que se ha accedido legalmente.
  5. Sin fines lucrativos.
  6. Siempre que no sean bases de datos o programas informáticos."


     Dicho esto, os invito a que hagáis click en la foto de la portada y accedáis a amazon para comprobar que la siguiente imagen que adjunto es verídica y que la novela no está distribuida por ninguna entidad privada (como puede ser una editorial que haya pagado por sus derechos), o por algún administrador legal de la misma, sino que se trata de una transcripción anónima con ánimo de lucro, pues la novela cuesta 1,04€. Y como con esta, ocurre con decenas de clásicos que se venden en las plataformas digitales.



     Por mi parte, paso a poner una queja a la plataforma, argumentando lo anteriormente expuesto para que lo revisen y tomen cartas en el asunto. Seguiré este asunto muy de cerca. Se está cometiendo una irregularidad camuflada de la que muchos estamos siendo cómplices sin darnos cuenta. En este caso, los errores ortográficos y sintácticos pasan a un segundo plano para sentirme estafada por otras cuestiones.Vamos, que a estas horas debe haber un pájaro en su casa haciendo sonar la caja registradora a costa de grandes genios de la literatura y sus más humildes lectores.

    Por favor, si amáis y respetáis la literatura como sé que lo hacéis, no caigáis en en mismo error que yo y aseguraos, antes de adquirir un clásico, que su distribuidor lo está haciendo de forma legal. 
     Se agradecerá la difusión. Demos voz a este hecho.

lunes, 23 de febrero de 2015

Autoaceptación


     Hay una etapa obligatoria que todo ser humano debe pasar, al menos, una vez en la vida; la autoaceptación. Se trata de esa fase en la que tras haber renegado de ti mismo y todo lo que te rodea, terminas cediendo al empeño de tus piernas por ser ellas las que te transporten, independientemente de la manera en que luzcan, a pesar de la celulitis o esa eterna blancura de quirófano. Sí, no son unas piernas nada atractivas, pero me traen y me llevan. Son mis piernas. Pues como con esto, con todo. 

     Lástima que algunas personas dilaten en el tiempo esta etapa. Todos sabemos, aunque a veces queremos ignorarlo, que la no aceptación de uno mismo no es más que un engaño a tu persona, una farsa, un vivir en un mundo ajeno y descuidar el tuyo propio. 
Es por ello que la gran mayoría de personas que sufren depresión, ansiedad, o patologías similares, suelen tener la no aceptación como factor común.

No he realizado ningún estudio ni soy licenciada en salud mental. Hablo desde la experiencia de una persona que lleva diez años padeciendo ansiedad y fobias.

     Aquí donde veis a una persona tan extrovertida y dicharachera, hay un micro universo de miedos e inseguridades dignos de una novela con tintes paranormales. Lo bueno del caso, es que haciendo lectura de todo lo vivido me doy cuenta de lo mucho que he avanzado. He aprendido que la ansiedad es una patología más, como la diabetes o la hipertensión.  Ni estoy mal de la cabeza ni se me va la olla, simplemente estoy enferma. Una vez aceptado esto, tengo dos caminos; o trabajar para hacer mi día a día más fácil, o lamentarme eternamente perdiendo las miles de oportunidades que me ofrece la vida. A pesar de haber optado por el segundo camino durante mucho tiempo, supe bifurcar mis pasos hacia la senda correcta e ir acercándome, poco a poco, a lo que considero mi felicidad.



     Cierto es que no soy perfecta, al contrario, parezco salida de un cuadro de Botero, pero puedo asegurar que no hay nada más gratificante que ser consciente de ello y seguir haciéndome a mí misma. He pasado de mirarme al espejo por la mañana y sentir angustia a sonreír cuando veo la cara y los pelos con los que me levanto.

     Pero lo más importante, lo que da sentido a cada vida, lo esencial, lo divino, es dejarse querer por la gente que forma parte de tu entorno. Por aquellos que han sufrido tus caídas y tus excesos como propios, los que siempre te acompañan a pesar de tu empeño por sentirte solo, aquellos que, sin que lo sepas, lloran por ti y luchan por sacarte adelante. ¿No son razones suficientes como para dejarse de tonterías?

     Para terminar, quiero decir que soy partidaria de que cada quién busque la felicidad de la manera que crea oportuno. Si no estás contento con lo que tienes y quieres cambiarlo, adelante. Pero recuerda. Hay cosas que no se pueden cambiar, solo esconder o disfrazar. En ese caso, ¿por qué no pruebas a aceptarlas?