sábado, 3 de enero de 2015

Basta ya

     Pedirle cosas al año nuevo es como plantar una pata de jamón y esperar a que crezca.
Tenemos que despertar, ponernos en movimiento y hacerlo ya. Cada día que pasa es una oportunidad perdida para cambiar un poquito el mundo, el sistema. Pero solo se conseguirá si lo hacemos en juntos.

     Ayer participé en una conversación que me exasperó excesivamente. Alguien decía: ¿Para qué voy a votar si no creo en la política? Y es cierto, todos estamos muy desilusionados con la panda de mamarrachos que nos gobierna, pero precisamente para eso, para acabar con ellos y con su verborrea vomitiva, debemos desbancarlos del poder y alzar el puño en alto. No soy seguidora de ningún partido político y, tras varios intentos de comprender sus campañas electorales sigo si hacerlo. Podría resumirlo en una frase, No sé lo que quiero. Pero lo que sí sé es lo que no quiero.

     No quiero más desahucios ni más compatriotas quitándose la vida por temor a un futuro incierto.
     No quiero más banco al poder con sus préstamos hipotecarios y sus preferentes.
     No quiero pagar con mis impuestos los viajes ni los regalitos de los corruptos.
     No quiero más listas de espera en los comedores sociales y albergues.
     No quiero tener que echar una moneda a alguien que está tirado en la calle, ni pasar por encima de personas que duermen entre cartones cuando voy a sacar dinero al cajero.
     No quiero que los jóvenes de este país, la generación más preparada de las últimas décadas, tengan que emigrar para labrarse un futuro.
     No quiero representantes políticos hechos a sí mismos, quiero gente preparada y formada para ello.
     No quiero penas de cárcel irrisorias para quienes atentaron contra la vida de los ciudadanos dignos de mi país.
     No quiero ver a personas mayores buscando en los contenedores de los supermercados.
     No quiero más fronteras dibujadas con armas manchadas de sangre.
     No quiero que los niños se vayan a la cama con el estómago vacío ni que sus madres lloren desesperadas culpándose de la situación precaria en la que viven.
     Podría seguir, eternamente…

     Todo esto es lo que está sucediendo en mi país, aquel que de niña me dibujaron glorioso y hoy es apenas un excremento de lo que quisieron hacer de él.
     Yo no tengo las soluciones, ojalá, pero aquellos que se jactan de tenerlas deberían actuar, y hacerlo ya.

     Echemos a nuestros gobernantes, que se sientan avergonzados, que sufran en sus carnes la frustración y la impotencia que nosotros sufrimos. Y que los que vengan detrás, aquellos que dicen tener soluciones para todo, sientan nuestro aliento tras su nuca, noten la presión y la desesperación de nuestro país y actúen en consecuencia. Sin piedad, sin oportunidades, sin margen de error. Que lo hagan ya. O, definitivamente, España se irá a la mierda.